Estamos en la era de la sobrecarga de información.
En cuestión de minutos, podemos encontrar una avalancha de consejos sobre cómo lanzar y hacer crecer nuestros negocios y profesiones. Todos los gurús del mundo parecen tener la fórmula mágica para nuestra estrategia de marketing.
Pero, separar el trigo de la paja puede ser estresante, especialmente cuando nuestras facultades de Derecho nos preparan para ser abogados, no para gestionar un negocio.
Desde mi humilde experiencia, todos los métodos funcionan. Algunos abogados prosperan afiliándose a asociaciones, otros prefieren las buenas y confiables referencias (el boca a boca), y algunos se lanzan al mundo digital con publicidad, marketing en redes sociales y todo el jazz cibernético.
Nada es bueno o malo, ni mejor ni peor. La clave está en encontrar el método que mejor encaje con tus objetivos, tu situación actual y, por supuesto, tu especialidad (porque, vamos, las tácticas de un abogado penal no son precisamente las mismas que las de un abogado de empresas o de familia).
Entonces, ¿cómo elegir el camino correcto y el método seguro?
Esta es una pregunta que muchos abogados se plantean al intentar hacer crecer sus firmas o lanzar una nueva.
Lo primero que debes aceptar es que emprender o hacer crecer un negocio conlleva riesgos (como el riesgo de fracasar o de perder dinero, por ejemplo). No existe una opción sin riesgo. La idea es tomar riesgos calculados, no lanzarse a lo loco y esperar lo mejor.
Por eso, en mi humilde experiencia, si no sabes por dónde empezar (y no tienes el presupuesto para pagar a un tercero para que haga el trabajo por ti), lo mejor es aprender de la experiencia de los demás y llenarse de conocimiento. Eso te permite tomar riesgos, pero de manera inteligente.
Por ejemplo, cuando me aventuré en el mundo virtual, no dudé en invertir en viajes para reunirme con especialistas en marketing legal y matricularme en cursos de legaltech (no sabía como operaba una empresa de tecnología en el sector legal, solo sabía de empresas financieras). Para construir una plataforma legal, investigué otros modelos y obtuve información de uno de los fundadores más prominentes de empresas de tecnología en España, como Marti Manent, CEO de elabogado.com. Por suerte, en ese momento estaba impartiendo cursos de tecnología legal, ¡fue como caído del cielo!
El siguiente paso crucial es… definir tus objetivos.
Aprendí esto de un ex jefe (empresario), quien tenía un don para las ventas (no lo nombraré porque no tengo permiso para usar su nombre, recién se me ocurrió). Él establecía metas para todo. La idea es simple: tener una meta te da dirección. A veces se alcanza, a veces no, pero es mejor tenerla que andar a la deriva.
Imagina tu carrera como un viaje donde cada decisión te acerca o te aleja de tu destino deseado. Si no tienes un rumbo claro, es fácil perderse y terminar en un lugar que no te satisface.
¿Quieres trabajar para una gran firma de abogados y ascender hasta convertirte en socio con un salario astronómico? ¿O prefieres la independencia de ser un abogado autónomo, tomando tus propias decisiones y construyendo tu propia cartera de clientes? Tal vez sueñas con ser dueño de tu propio bufete, dejando tu huella en la industria legal.
Cada opción es excelente, con sus propias ventajas y desafíos. Solo hay que definir alguno.
En una sesión de coaching nos recomendaron establecer objetivos a corto y largo plazo, especialmente para períodos de 1 y 3 años. Aunque no sé qué tiene de mágico ese lapso, hemos encontrado que es muy útil y por eso lo aplicamos tanto en nuestro trabajo como en los consejos que damos a nuestros clientes.
¡Nos vemos la próxima semana y a seguir tomando riesgos (calculados)!☕
¡Éxitos siempre!
Diana De La Cruz
P.D.: Si alguno de mis artículos te resulta útil, me encantaría saberlo. No dudes en escribirme cuando quieras. Email diana@ltadigitalmarketing.com y Linkedin
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